En días tan señalados como el de Año Nuevo, resulta tradicional reflexionar sobre los meses que dejamos atrás y expresar nuestros deseos para los venideros. También es propio de estas fechas es que el Govern de les Illes Balears se sume a esta voluntad colectiva de hacer balance y hacer a todos partícipes de los objetivos planteados para el nuevo ejercicio que comienza.
Vivimos momentos de cambios que pueden ser trascendentales. Durante el año 2004 se ha abierto un debate sobre cuestiones de gran alcance que hasta ahora no se habían planteado y que pueden constituir un conjunto de oportunidades importantes para el futuro de nuestra comunidad autónoma. En concreto, hemos iniciado las labores de reforma de nuestro Estatuto de autonomía y tenemos en perspectiva la aprobación de la nueva Constitución europea.
Unas iniciativas que por su magnitud van a determinar el futuro de las Islas Baleares tanto en el ámbito nacional como en su proyección internacional, ya que representan una oportunidad única para mejorar las carencias históricas que han condicionado el destino de nuestra comunidad.
En este sentido, la revisión de nuestro Estatuto nos debe situar en un nivel de absoluta igualdad con el resto de comunidades autónomas españolas, sin otros límites que los que marca la Constitución de 1978, el instrumento normativo que nos ha permitido construir uno de los períodos de bienestar y prosperidad más prolongados de la historia española.
Se trata de conseguir que nuestra comunidad tenga el peso específico que le corresponde en el conjunto del Estado.
Del mismo modo, y por lo que respecta a la futura Constitución europea, se debe destacar una importante novedad: el reconocimiento explícito de la insularidad. Una circunstancia que nos brinda la oportunidad histórica de dar con fórmulas eficaces para compensar, de una vez por todas, las carencias derivadas del hecho de vivir en estas Islas.
Por ello, he propuesto a los partidos políticos y a los agentes sociales y económicos de la comunidad un gran pacto para elaborar un nuevo régimen fiscal y económico de las Illes Balears, con el objetivo de confeccionar un marco más favorable para nuestras empresas, trabajadores, industriales, para el sector turístico; para mejorar transportes y comunicaciones; para poder invertir más en investigación. Para, en definitiva, ser capaces de construir una herramienta de futuro para la sociedad balear.
Son proyectos importantes que nos pueden abrir un nuevo horizonte. Expectativas que requieren la asunción de un reto no menos importante como es el de definir espacios, de común acuerdo entre todas las instituciones, para dar respuesta a deficiencias -históricas, en algún caso- en materia de infraestructuras. Necesitamos resolver los problemas de carreteras, energía, suministro de agua, eliminación de residuos, para que las Illes Balears se consoliden, definitivamente, como un modelo de modernidad.
Para conseguirlo debemos realizar un esfuerzo conjunto.
Todos, absolutamente todos, debemos ser capaces de anteponer, única y exclusivamente, los intereses de los ciudadanos a cualquier otra consideración, más allá de intereses de partido, más allá de intereses de poder.
Los desencuentros nunca son responsabilidad de uno solo, y queremos asumir la parte que nos corresponde en los desacuerdos que se hayan podido producir.
Estoy plenamente convencido de que el éxito de estas iniciativas sólo será posible si sabemos reconducir el modo de hacer política, dando toda la prioridad al interés público; realizando un esfuerzo para dar respuesta a las peticiones de los ciudadanos, con el único fin de resolver sus problemas.
Debemos ser capaces de pasar página por el hecho de que nuestra comunidad vaya a contra pie: el gobierno nacional de un color diferente al del Govern de las Illes Balears no puede constituir, nunca más, un elemento de discriminación.
Las comunidades autónoma, los consells insulares y todos los ayuntamientos de las Illes Balears deben estar en condiciones de atender sus responsabilidades con los ciudadanos, con independencia de los partidos en los que los mismos ciudadanos han depositado su confianza.
El Govern de las Illes Balears cree en este nuevo estilo de hacer política y quiere trabajar en esta dirección, buscando espacios comunes entre proyectos y prioridades divergentes.
Ese es nuestro talante, la voluntad desde la que queremos afrontar los retos de futuro de las Illes Balears. Desde la serenidad, pero con convicción, ha llegado el momento de que las Illes Balears se hagan oír.
Por eso, estos días en los que todos miramos hacia delante, quiero compartir con todos los ciudadanos la ilusión, la esperanza y la confianza que el Govern de las Illes Balears tiene depositadas en este año que empieza.
Por último, quiero aprovechar estos momentos tan especiales para desear que el 2005 sea un año de bienestar y prosperidad para mallorquines, menorquines, ibicencos y formenterenses.
Molt d'anys a tots!
Jaume Matas Palou,
Mensaje de Fin de Año del President de les Illes Balears.
Fuente: Jaume Matas Palou.