El propietario de los Cuarteles militares de Es Castell, Vicenç Grande, aseguraba haber salido muy perjudicado en las negociaciones con el Ayuntamiento y que habían concluido con un Convenio para hacer un hotel de lujo con 250 plazas y 45 viviendas en el Cuartel de Ingenieros. A cambio cedía el Cuartel de Intendencia.
Grande aseguraba sentirse crispado por las críticas de los Partidos de Izquierda que aseguran que el Ayuntamiento le ha hecho un regalo de Reyes. Recordaba que el anterior equipo de gobierno del PSOE y el PSM le habían hecho una oferta para viviendas, mejor para él que la oferta actual.
Unas afirmaciones de Vicente Grande, que rechazaba Joana Preto, Concejal de Esquerra de Menorca.
A pesar de que Grande prefería hacer viviendas en los Cuarteles, decía que poco a poco se había ido ilusionando con el proyecto del hotel, que será de 4 ó 5 estrellas y que revitalizará la economía de Es Castell. El empresario confía en que su aportación de 420.000,00 euros ayude a mejorar la estética de la Plaza. Al mismo tiempo, solicitaba la implicación económica de todas las Instituciones.
Lo más triste de toda esta historia, concluía, es el poco respeto que han demostrado los partidos de izquierdas a la propiedad privada.
El Convenio urbanístico de la Explanada de Es Castell quedaba aprobado el 30 de noviembre por la noche con los votos a favor del Partido Popular y de los dos Concejales expulsados del PSOE. Todos los Partidos de Izquierda, incluido el Concejal del PSOE, votaban en contra.
Entre el público se desplegaba una pancarta que pedía el fin de la especulación urbanística. El Portavoz de los Verdes, Josep Suárez, afirmaba que se le había hecho un regalo al promotor.
En la misma línea, la Portavoz del PSM, Ester Riudavets, considera que el pueblo ha perdido una oportunidad.
Mientras tanto la Alcaldesa, Irene Coll, recordaba que la solución adoptada era la preferida por la mayor parte del pueblo. Recordaba que así había quedado patente en una reunión de participación ciudadana. Al mismo tiempo el Concejal de Urbanismo, Juan Cabrera, se preguntaba qué habría ocurrido con los Cuarteles si no se hubiese llegado a un acuerdo.
Pero el futuro de la Explanda no era el único motivo de polémica en el Pleno celebrado el día 30 de noviembre por la noche en el Ayuntamiento de Es Castell.
La Alcaldesa Irene Coll aprovechaba un debate contra la violencia de género para pedir que ninguna administración pública de España admitiera en sus bibliotecas la última novela de Gabriel García Márquez, «Memoria de mis putas tristes.»
Según Irene Coll, esta obra supone una apología de los pederastas y de la explotación sexual infantil.
Palabras de Irene Coll que no tardaban en ser rechazadas por la Oposición. El PSOE se negaba a incluir este punto dentro de su moción, el PSM decía que era muy peligroso jugar a hacer censura de libros y el Portavoz de los Verdes, Josep Suárez, salía en defensa del libro y de su autor.
Finalmente la moción del PSOE era aprobada en sus términos iniciales y la aportación de la Alcaldesa se quedaba solamente en una opinión que Irene Coll pedía que fuese respetada.
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