El reciente premio Nobel de literatura, Orham Pamuk, reverdece la unión de la composición de las letras con el mensaje político universal. Cree Pamuk que no existe cruce o enfrentamiento entre Occidente y Oriente -lo que unos llaman Civilizaciones-, sino que en nombre del radicalismo se suplanta a la religión, en este caso el Islam. Motivado por su denuncia del genocidio del millón de armenios a primeros del siglo XX en Turquía, fue condenado a prisión. No muy descaminada la denuncia , al ser recientemente en Francia, la que tipifica la negación del genocidio armenio como delito. Distingue su país por ser diferente a las naciones islámicas, Turquía, al no ser ocupado por potencias occidentales. Es allí constantemente acosado por expresar sus pensamientos. No es el primer reconocimiento que tiene, al que le precedió el premio de la paz por parte de Alemania. Siempre la literatura ha servido para la transmisión de las libertades. No muy de acuerdo con la libertad de expresión de Pamuk lo está el gobierno turco de Erdogan. De hecho es curioso que el presidente Erdogan se solidariza con la alianza de civilizaciones de Zapatero. ¿Será por eso que un literato de la paz y el diálogo de culturas no ha sido llamado para esos denominados grupos de alto nivel, de la alianza de las civilizaciones?
José Carlos Navarro Muñoz,
Mérida (Badajoz), 15 Octubre 2006.
Fuente: José Carlos Navarro Muñoz.