Resulta patético la utilización del ecologismo como forma de hacer política a la vez que se ofrecen justificaciones disparatadas, como la que hizo Zapatero al comparar las muertes por terrorismo con las que -según él- mayor número producidas por el cambio climático.
Contestación en justos términos que le contestó Uribe en la Conferencia Iberoamericana, que nada tiene que ver el terrorismo de Eta o el Ira con las numerosas perdidas humanas ocurridas por los terroristas iberoamericanos incluidas las narcoguerrillas. Salirse por la tangente es lo que suele hacer este abanderado de la paz universal, haciendo odas al clima y la floreada naturaleza. Seguro que lo recordarán las familias de las 11 víctimas del incendio de Guadalajara, cuando achacaba la tragedia al cambio climático con un descriptivo «plaf». 200.000 millones de euros costará a España el cambio climático, dicen los expertos, y el Gobierno Zapatero con estos pelos. En puridad lógica cabría preguntarse qué están haciendo para evitar el cambio climático, que no sean propuestas de insuficientes placas solares para autoconsumo en los edificios a construir o lanzar globos sonda de cartillas de racionamiento del agua. Se predica con el ejemplo, nulos en ambos casos. Comparar la muerte por terrorismo con la supuesta por el clima se puede catalogarse como ignorancia, vileza o autismo voluntario, posteriores al desprecio previo a las víctimas por terrorismo. El control de la climatología es una asignatura pendiente para la comunidad internacional, de la que deberían estar exentos bardos de la aldea antiglobalización. Alejados, los que obvian el terrorismo por tener prioridad la lucha contra el cambio climático de boquilla.
Cuál es el programa de Zapatero y sus ministros en ambos casos, porque en el del terrorismo vasco ya hemos leído la última respuesta al «proceso»: Eta pide presionar a los partidos escribiendo con letras rojas.
José Carlos Navarro Muñoz,
Mérida (Badajoz), 5 Noviembre 2006.
Fuente: José Carlos Navarro Muñoz.