Con una temperatura de unos 15° aquí en nuestras Baleares, es muy probable que la mayor parte de los menorquines ya hayan comenzado a hacer las cuentas para calcular cuánto resta para la primavera.
Si la ansiedad es mucha, liberty Seguros te acompaña hasta la pequeña localidad norteamericana de Punxsutawney en Pensilvania donde, aseguran, funciona un increíble oráculo primaveral de origen animal.
La tradición de la marmota
Pues bien, sucede que en el poblado de Punxsutawney, cada 2 de febrero, toda la comunidad y numerosos visitantes aguardan la aparición de Phil, la marmota. Es la época del año en que el rechoncho animalito abandona su estado de hibernación y sale de su madriguera. Este hecho cobró notoriedad con el estreno de la magnífica comedia Groundhog Day, de Harold Ramis.
Según la tradición, si la marmota Phil sale de su escondite el día 2 de febrero, la primavera se adelantará unas semanas y, entonces, toda la población expresa su alegría. En cambio, si cuando Phil asoma el sol proyecta su sombra sobre el suelo la marmota, asustada, volverá a su refugio y el invierno se extenderá durante seis semanas más.
El día de la marmota
Groundhog Day, literalmente «El día de la marmota» -o «Atrapado en el tiempo», como se la ha difundido en España- es una interesante comedia del realizador Harold Ramis protagonizada por el eximio comediante Bill Murray y la bellísima Andie MacDowell, estrenada en 1993.
Groundhog Day narra la historia del meteorólogo televisivo Phil Connors, encarnado de manera magistral por Murray, y su extraña experiencia de quedar atrapado en el tiempo exactamente el día en que le envían junto a Rita, la encantadora reportera interpretada por MacDowell, a cubrir la nota alusiva al «día de la marmota» en Punxsutawney.
El caso es que aquel 2 de febrero invernal en Punxsutawney, y después de haber realizado la cobertura de los festejos, el pesimista meteorólogo Phil Connors, deslumbrado por la bella y simpática Rita, despierta al día siguiente para vivir una y otra vez los mismos sucesos del día anterior.
Una situación desesperante que, sin duda, constituye toda una experiencia lacaniana -o kafkiana, tal vez- que solo encuentra una salida en el mismo momento en que Phil reconoce que es capaz de ser feliz; aunque esto suceda en mínimas fracciones de tiempo que se pierden una tras otra para siempre y para todos, excepto para él mismo.
Una originalísima manera, claro, de esperar la primavera.