
Tanto si estamos tratando de viajar gastando lo menos posible y ahorrándonos pagar un caro billete de avión o, si simplemente es el único medio de transporte disponible para desplazarnos a ese lugar, nos podemos ver obligados a pasar una noche completa en un autobús. Hoy hablaremos de cómo sobrellevar lo mejor posible un trayecto incómodo y, muy a menudo, lleno de baches.
Si existiera algo llamado jerarquía de medios de transporte, el autobús se situaría muy cerca del fondo de la clasificación, quizás solo por delante de un camión de ganado. No es un medio de transporte ni glamuroso, ni rápido, ni particularmente cómodo, pero es barato, y en ocasiones es la única forma de llegar a rincones un tanto apartados de la civilización. Nuestros consejos son los siguientes.
1. Comprueba la ruta.
Algunas rutas no son consideradas seguras para transitar de noche debido al mal estado de las carreteras. Si se trata del extranjero, es posible que en países con altos niveles de inseguridad exista un alto riesgo de emboscadas. Busquemos información por todos los medios a nuestro alcance.
2. Haz las maletas adecuadamente.
Haz la maleta con cuidado. Un antifaz para dormir, un par de auriculares y una almohada de viaje son objetos imprescindibles. También debemos por supuesto considerar llevarnos tentempiés (sanos a ser posibles) y algo para entretenernos, como un buen libro. Si usas lentillas, recuerda llevar debajo del asiento una maleta más pequeña con el líquido de recambio, además de un juego de maletas cómodo y adecuado que se adapte a nuestras necesidades (aquí ejemplos: http://www.maletalia.com/juegos-de-maletas/). En caso contrario, si empaquetamos todo en una única maleta de excesivo tamaño, nos podríamos ver frustrados a la hora de disponer de algunos de los imprescindibles que hemos comentado, ya que lo habitual es que las maletas grandes viajen debajo, en el maletero.
3. Démonos un pequeño capricho.
Si bien estamos tratando de reducir los costes al máximo, todo tiene un límite cuando se trata de nuestro confort. Si dormimos mal la primera noche, puede que nos pasemos el resto de nuestro viaje dormitando por las esquinas. Si tenemos la ocasión de utilizar asientos de primera clase reclinables y la diferencia entra dentro de las posibilidades de nuestro bolsillo, no lo dudemos dos veces.
4. Viste en capas.
El microclima de un autobús es algo totalmente impredecible y depende de numerosos factores. La temperatura exterior, la potencia del aire acondicionado o el número de personas a bordo. A esto hay que añadir, que unas personas pueden tener distintas sensaciones térmicas a otras. Puede el chofer y nosotros percibamos la temperatura de forma distinta y lo pasemos mal ya sea por exceso o por defecto. Estar preparado en este caso significa vestir por capas como si fuéramos una cebolla, para así poder adaptarnos en todo momento y obtener la sensación térmica con la que nos hallemos más cómodos.
5. Prepárate para la llegada.
Antes de subir al autobús, debes conocer hacia donde te diriges y su dirección exacta. No te la juegues a depender de una red wifi gratuita a tu llegada o de nuestra propia tarifa de datos en lugares muy apartados.